domingo, 4 de noviembre de 2012

Tu calor, mi vida.


En una tarde tan desapacible como ésta, donde la única música de fondo es la lluvia incansable que todavía cae después de tantas horas, el sitio donde mejor me encontraría es donde estoy ahora: tumbada junto a ti, recibiendo tu calor mientras duermes.
Parece mentira que un ser tan pequeño pueda generar un calor tan grandioso, tan reconfortante........ pero ¿sabes? desde el momento que naciste, desde que te pusieron tembloroso en mi pecho, ya me dabas ese calor tan perfecto.
Sí, lo es. Perfecto. No tiene otra definición. No hay calor más puro, más envolvente, más fuerte, más poderoso, más limpio..........tiene tantos calificativos pero es tan indescriptible a la vez........ que es éso: perfecto.
No hay hoguera con la mejor leña que lo pueda generar. No es ni demasiado sofocante, ni quizá un poco frío.......era/es un calor maravilloso.... y tú en ese momento, temblabas.
Temblabas y me buscabas y me olias y me escuchabas y buscabas consuelo y calor. 
Ese mismo calor que me dabas, me lo pedías para volver a crear ese calor. Ese calor  perfecto.
¿Te das cuenta? Yo no soy sin tu calor y tú no habrías sido si no te lo hubiera dado.
Porque tú no habrías sido sin mi durante tantos meses de espera, pero yo ya no seré sin ti, durante toda mi vida.











Foto: elbebe.com











2 comentarios:

  1. Qué tierno, y qué cierto. Hemos llegado a casa después de pasar el día fuera, y el niño, agotado, se ha quedado "frito" en mis brazos aquí en el sofá. De vez en cuando suelta entre sueños un suspiro de satisfacción, y yo siento un descanso y una paz que sólo dan estos momentos. Y el colofón final: estar leyendo este post tuyo. Me ha dado un "subidón de buen rollo", muchas gracias.

    ResponderEliminar
  2. Gracias a ti!!!. Son momentos tan bonitos que no se experimentan hasta que no los vives y, desde luego, merecen la pena vivirlos.

    ResponderEliminar